jueves, 13 de diciembre de 2007























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martes, 27 de noviembre de 2007

Ratha Yatra













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Estudié 13 años en un colegio católico. Me bautizaron e hice la primera comunión, aunque supe que nunca más me llevaría una ostia a la boca.
La religión no es un tema importante en mi vida, no tengo muy claras mis preferencias ni tampoco me interesa resolverlas. Aún así, la participación en el Ratha Yatra fue más intensa y gratificante que cualquier experiencia vivida en mi colegio. No creo en lo mismo que ellos, pero se siente bien que te integren sin cuestionamientos, que te inviten con una sonrisa y te animen a cantar y bailar junto a ellos.
Ahí pensé como hubiera sido crecer con otra religión, y haber sido yo la que llevara el incienso prendido por las calles esa tarde.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Deseo






"Que pequen los otros, que sean los demás quienes ardan en el fuego del infierno por la eternidad, mientras vos, en vuestra castidad, os aseguráis el Reino de los Cielos".


Christine al Padre Aurelio en "Ciudad de los Herejes" de Ferederico Andahazi.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Autorretrato con Photoshop




"Tanta tierra y tantos mares
podrán ponérseme en medio,
podrán mi fuego apartar,
pero no templar mi fuego."

Francisco de Quevedo





Photoshop:

Ampliación de lienzo.
Uso de capas.
Borrar.
Brillo/Contraste.
Corrección selectiva.
H. Sobreexposición.
H. Dedo.
H. Tampón de clonar.
H. Recortar.
H. Mover.

Filtros:
Licuar; deformar hacía adelante
Resplandor de neón en naranjo.

jueves, 25 de octubre de 2007

Línea 4, Part II










Es muy raro que use la Línea 4, rara vez para ir al cine afuera de la estación Simón Bolivar. No sé nada de ella, de sus cifras, ni ningún dato duro. Ahora sé cómo es por dentro, porque ni sé con qué me encontraré si salgo a la superficie.Es amplia, llena de colores pero a su vez oscura. Por más luces que le pongan, no se me olvida que estoy bajo tierra. Me pregunté cuánto gastarán en la cuenta de la luz, y lo caro que será ahora cuando suba la cuentaen noviembre. ¿Usarán luces de bajo consumo? Qué se yo... son mis preocupaciones de 'dueña de casa'. Es culpa del calentamiento global, y que nos vamos a morir, y que es el fin del mundo, bla bla bla. El metro da para pensar... muchas estupideces entre cada estación. O quizás la solución a tu problema existencial.
La estación Vicuña Mackenna es caótica, un laberinto. Iba apoyada en la puerta que -supuestamente- no debería abrirse. Le tomé la foto a una niñita que dormía tranquila mientras me hacía recordar lo poco que he dormido esta semana. Salió la foto y en 2 milésimas caí al suelo. ¡Y qué iba a saber que cambiaba la apertura de puertas! Un señor me miró y sólo se limitó a decir: "Así es la cosa, la juventud siempre por el suelo", todo esto cuando agilmente me puse pié en tiempo record, mi cara más roja que nunca, y sólo se me ocurrió decirle "¡Qué caballero! Alguien desayunó piedras parece". No sabía donde ir... escalón escalera desvío, cambio de andén. Quería volver a mi Línea 1 y al caos de Escuela Militar.

miércoles, 3 de octubre de 2007

Loloca




Desde los 5 años hasta los 14 odié ser pelirroja. No hubo un solo día en que no me gritaran algo. Crecí sintiéndome fea, rara. Mi autoestima estaba bajo el nivel del mar. Siempre me pregunté si era adoptada porque nadie en mi familia era como yo. Me cargaba ser diferente. No pasar piola. Vivía a la defensiva y por eso mis amigos se acostumbraron a que conmigo hay límites y el que cruza, se quema.

Pero a pesar de eso, siempre fui la más alegre y risueña. En un comienzo lo usaba para esconder lo horrible que me sentía. Pero ahora que crecí – y no veo a esos imbéciles- las cosas cambiaron. Y mi pelo también. Veo fotos de distintas etapas de mi vida y me doy cuenta que mi pelo refleja fielmente como me siento por dentro. Estos años ha cambiado bastante. Llegué a la universidad con el pelo muy largo, brillante y rulos perfectos. Ahora está desordenado, las ondas no tienen definición y el brillo dura menos. Hace unas semanas lo corte mucho, porque estoy viviendo un cambio tan importante que mi pelo estaba cada día más indomable.

El naranjo es el color de la alegría, debe ser por eso que la mayoría de los hombres con que he estado son depresivos con el vaso medio vacío. La gente se me acerca a contarme sus problemas y con el tiempo he aprendido a no hacerlos parte de mi vida. Son suyos, tengo suficiente con los míos.
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Los días de sol me encantan, porque siento que es mi fuente de energía. Me recargo y muchas veces termino hiperventilada. Los que me conocen mejor saben que a pesar de mis penas, siempre voy a tener algo gracioso que contar. Que no es raro que venda cuchuflí en los aviones, que use pegamento en vez de brillo labial, que aparezca en televisión gritando desesperada por algún cantante, que invente canciones flaites, o haga uno de mis tantos bailes ridículos.

En Santiago son pocos los que me conocen bien. Caben en una mano -y sobran dedos- los que me han visto llegar al tope de la furia para después dejar de respirar a causa de tanta risa. Creo que me falta mandar a la mierda a muchos, y hacer reír a otros. Si te he contado alguna de mis curiosidades, vivencias, o te hablo de manera ridícula, es porque me importas. La risa es el mejor regalo y mi alegría lo más honesto que te puedo dar.

Para mi familia estoy loca. Pero una loca buena, chistosa e inofensiva. Años atrás mi sobrina comenzaba a decir sus primeras palabras: “mamá”, “papá” y “pico”. Cuando un día le pregunté “¿Y quién soy yo?”, moviendo su cabecita crespa y una gran sonrisa me dijo “¡Loloca!”.

martes, 25 de septiembre de 2007